Más que verduras: aquí se cosecha salud, mejor calidad de vida y unión vecinal

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SAN BERNARDO.- Veintinueve cosechas, que se resumen en 1.196 tomates nacidos en tierra propia, es una clara muestra del éxito del programa de Huertos Ecológicos Comunitarios que impulsa hace ya 6 años Molymet y que se enquista en el corazón de las juntas de vecinos de Villa Las Alamedas, Cinco Pinos, Carbomet, Rinconada de Nos, Los Portales, Santa Filomena, Barrio Estación y Barrio Santa Filomena.

Lechugas, brócolis, melones tuna, zanahorias, achicorias, coliflor, betarragas, pimentones, tomates cherry y acelgas son algunos de los productos que los propios vecinos siembran en los bancales, para luego cuidarlos, cosecharlos y llevarlos a sus mesas.

También se obtienen hierbas como orégano, cilantro y perejil, y flores como las caléndulas, que sirven para armar arreglos florales y también instalarlas en los hogares, generando un espacio de armonía y de trabajo para las abejas.

Y en este proceso, las juntas de vecinos son acompañadas por Francisco Cornejo, técnico agrícola encargado del programa, que los asiste a través de una capacitación en un modelo de producción orgánica de hortalizas, permitiéndoles acceder a una alimentación sana y saludable con productos de calidad.

Cornejo obtuvo una beca para realizar un diplomado sobre Agricultura Sustentable en la Universidad de California, Davis. Esto le permitió trabajar 15 años como asesor a productores agrícolas en California, en el control biologico de las plagas y la producción orgánica.

“La meta que nos hemos propuesto es conseguir que cada una de las personas que participan, y sus familias, consuman alrededor de 200 gramos de hortalizas orgánicas al día, los 365 días del año. Queremos atender las necesidades de las comunidades vecinas para que mejoren su calidad de vida”, dice Cornejo.

“Este taller consta de 20 talleres teóricas, distribuidas en distintos temas, que van desde conocer y qué son las semillas, cómo se hacen germinar, hasta la importancia del agua, cómo y cuándo regar, y su importancia para los vegetales. También revisamos las características del suelo, los distintos tipos y que cuidades tener en sui preparación antes de sembrar, logrando un cultivo saludable. Saber qué pasa debajo de nuestros pies”, agrega.

ENDORFINAS

Pero esta vinculación con la madre tierra también es medicinal. “Con este programa, y basándonos en estudios científicos, el conectarse las personas con la tierra generan un estado de satisfacción que estimula ciertas hormonas que ayudan a una mejor calidad de vida. Se aumentan las endorfinas, sustancia que elabora el cuerpo que puede aliviar el dolor y entregar sensación de bienestar”, precisa el especialista.

Y esta reflexión cobra sentido en Patricia Otarola, vecina de Villa Las Alamedas, quien explica a El Amanecer de Lo Herrera que “dejé de trabajar y estaba en una depresión, y me ha servido mucho al ánimo sumarme al trabajo de la huerta acá en el patio de la sede de la junta de vecinos. Es bueno trabajar y estar pendiente de que los procesos funcionen”.

Por su parte, María Morales, también de villa Las Alamedas, agradece las enseñanzas del monitor Francisco Cornejo, quien “siempre ha estado con nosotros, incluso cuando su estado de salud no era el mejor. Nos ha ayudado mucho en este entretenido proceso de aprendizaje”.

Cada una de las juntas de vecinos tienen un espacio donde se puede cultivar, aportando Molymet el invernadero que permite cultivar plantas y/u hortalizas los 12 meses del año. También se instalan los bancales y el sistema de riego, que es israelita y de última generación.

UNIÓN DE VECINOS

Lo atractivo de esta historia de los Huertos Ecológicos Comunitarios es que Molymet entrega las herramientas para que las personas, primero, puedan cosechar insitu y, segundo, tengan cosas para llevar cosas a la casa.

Y esta iniciativa formativa ha sido la piedra angular para conocer cómo funcionan los procesos orgánicos llevados a cabo por Molymet en sus 123 hectáreas de nogales, fortaleciendo el tejido social entre todas las comunidades aledañas, contribuyendo positivamente a la seguridad alimentaria y bienestar común.

Y aquí entra a jugar también el entender la importancia del reciclaje, el efecto invernadero y calentamiento global. Entonces, se recolectan en el huerto todos los residuos de origen orgánico que hay en las casas, que se compostan y transforman en materia orgánica con la cual se nutren los cultivos. Se forma el círculo completo y se aporta al medio ambiente.

Otros de los huertos comunitarios que brilla con luces propias es el de villa Carbomet, ubicado en Pasaje seis 2795. En ese lugar, 22 personas se organizan semanalmente y se reparten las tareas del recinto agrícola.

“Acá tenemos también árboles, como damasco, manzana, nogal, palto, naranjo y limón. Y los viernes nos reunimos para distribuir las obligaciones y revisar el huerto, que apadrina Molymet. Así que la empresa no ha ayudado mucho con esta gran idea. De hecho, poder comer lo que uno mismo logra es muy gratificante, además que el huerto nos ha permitido unirnos como vecinos”, comenta la vecina Andrea Urra.

En este mismo sentido, María Cristina Contreras sostiene que “es muy bueno ocupar este espacio con el huerto porque le damos un uso útil para toda la comunidad. Tenemos comida saludable, nos permite relajarnos y ‘aguantar’ el día a día”.

 

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