SAN BERNARDO.- Este 2025 la Big Band está de aniversario. Cumple 10 años al servicio de la cultura de San Bernardo, generando un espacio de desarrollo, aprendizaje y proyección artística para niños, niñas y jóvenes de la comuna.
Liderada por el músico Luis Ossa, esta organización, cuyo cuartel central está en el Centro Cultural “El Canelos de Nos”, prepara una serie de actividades para conmemorar la década de funcionamiento, destacando la elaboración de un documental y un concierto, entre otras sorpresas.
Afinemos las cuerdas, no desentonemos. La Big Band, nacida en 2015, tiene una estrecha historia de apoyo y apego con la señera empresa Molymet, que desde el inicio a apañado su nacimiento, desarrollo y vida presente, reflejado hoy en su academia.
Pero no nos saltemos teclas. Según propia opinión de Luis Ossa, “si Molymet no hubiese tomado esta idea no podríamos haberla realizado”. Y su memoria no falla. “En 2015 me informan desde el municipio que la compañía financiará el proyecto a través de la compra de instrumentos, marcando el nacimiento de la Big Band. Fueron 3.850.000 pesos de inversión inicial y con la que compramos lo que más pudimos”, aseveró.
Entre cantos, tambores, guitarras, bajos y trompetas, la Big Band convoca a cerca de 700 personas en cada presentación y quienes son su público fiel. Conformada por 26 músicos en su elenco titular, el grupo está pensado solo para vecinos de San Bernardo y esa identidad la crían y potencian en su flamante academia.

“Desde abril partimos el trabajo, que ya suman entre 65 y 80 alumnos y alumnas, y que van desde los 8 años hasta los 60. Es decir, este es un proyecto transversal. Asimismo, contamos con participantes de distintos países como, por ejemplo, Colombia y Venezuela. Esta integración e interculturalidad es algo muy potente que hemos logrado”, precisó Ossa.
“El apoyo de la compañía es poder, nada más y nada menos, que pagarle un sueldo a los profesores para que hagan clases. Ellos financian esta unidad formativa de la Big Band”, aclaró.
“Queremos que las personas, más allá de saber tocar bien un instrumento, sean perseverantes, tengan ganas y sean responsables. Es decir, llegar a tiempo a los ensayos, no faltar a las presentaciones, ser disciplinados, empáticos, trabajar en equipo y practicar el compañerismo. Y esto mismo se los inculcamos a los integrantes de la academia”, agregó el director.
“Tenemos un público cautivo que siempre nos acompaña, que siempre está con nosotros, que hoy ha crecido y que suma cerca de 700 personas. Y Molymet lo sabe muy bien, porque se ha hecho parte de las presentaciones, pero fundamentalmente por el financiamiento, que ha permitido que más personas se sumen a la academia de la Big Band de manera gratuita”, explicó.

“Intentamos ‘devolver la mano’ a la compañía por lo que hace por la comunidad, y por eso que estamos muy agradecidos de la vinculación que realizan con los habitantes cercanos, colindantes. Hay un lazo muy estrecho con Molymet”, opinó.
Para la Big Band los acordes también se vuelven música puertas adentro. El grupo, en esta relación armoniosa con el gigante metalúrgico de Nos, ha podido deleitar a sus trabajadores y colaboradores.
“Ha sido bien interesante ir a la compañía, pudiendo el año pasado interpretar y cantar villancicos. Y fue una gran y bonita sorpresa para los 20 músicos dispuestos, quienes tocaron cerca de 30 minutos en el hall principal y donde los trabajadores pudieron conocer el proyecto. También hemos participado en otras instancias, pero con formato más reducido, pudiendo amenizar con quintetos algunas actividades internas. En el fondo, hemos puesto nuestro arte a favor de Molymet, cuyo equipo, liderado por Rudy Oetiker, ha dado a la empresa un toque distinto, que es invertir en arte y en cultura”, sostuvo el director.

MOLYMET: INVERSIÓN EN ARTE Y CULTURA
Pues bien, el propio Ruddy Oetiker, hoy jefe corporativo de gestión social y comunicaciones de Molymet, reafirma lo expuesto en el párrafo anterior. “Siempre hemos ido priorizando el desarrollo educativo con foco en el arte, y lógicamente, todas las disciplinas vinculadas a ese arte. Entonces, el aprendizaje que los niños y jóvenes pueden adquirir para tocar distintos instrumentos como, por ejemplo, batería, saxofón y teclado es vital para nosotros”, dijo.
“Esta colaboración a la Big Band fue partiendo de una etapa bien inicial, pero le dimos un impulso grande para que pudiera nacer, y desde entonces se la ha ido apoyando, principalmente, con lo que es la puesta en marcha y permanencia en el tiempo de la academia. Este es el semillero desde donde salen los futuros integrantes estelares de la Big Band San Bernardo”, agregó Oetiker.
“Como Molymet estamos aportando al nacimiento de nuevos talentos y eso lo vamos a seguir potenciando. Le hemos puesto mucho cariño y energía, logrando un vínculo histórico con una agrupación a la que vimos nacer”.

APRENDIZAJE INTEGRAL
Luis Ossa y la Big Band preparan y afinan todos sus instrumentos para celebrar sus 10 años de existencia, nada menor si consideramos su aporte a la cultura de la comuna. “Estamos trabajando en un documental, que realiza Matías Santibáñez, para incorporarlo en nuestro acto de aniversario. Y ahí mostramos, por ejemplo, que los profesores que hoy enseñan fueron músicos de la Big Band, pasaron por el elenco titular de la Big Band”, puntualizó.
“Ellos devuelven sus conocimientos a los más pequeños y un ejemplo lo da el baterista Gabriel González, quien lleva 10 años en organización. Hoy estudia música en la universidad y sostiene que la Big Band, más allá de ser un espacio de recreación, esparcimiento y liberación, es un lugar de aprendizaje integral”, completó el director Luis Ossa.