SAN BERNARDO.- No fue solo una celebración más. No señor. Detrás de las 128 velas que apagó el Hospital Parroquial de San Bernardo hubo emoción, alegría, cariñosa nostalgia y felicidad. Las razones, coronadas durante un almuerzo de camaradería, fueron evidentes y se las explico.
Luego de la misa ofrecida por el padre Basil Darker en la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, los funcionarios del señero recinto asistencial se trasladaron a la carpa central para presenciar la entrega de premios por 25 años de servicio, el reconocimiento a personal acogido a retiro y la entrega oficial del certificado de acreditación en calidad y seguridad del paciente por parte de la Superintendencia de Salud.
Pero vamos por parte. Esta acreditación establece que el HPSB cumplió de manera exitosa 93 características aplicadas por el servicio gubernamental, destacando el trabajo realizado en calidad y seguridad durante y después de la pandemia, y establecer un plan de corrección y demostrar su capacidad de trabajo en la mejora continua de sus procesos asistenciales.

Al respecto, y luego de recibir el certificado, el presidente del concejo de la Fundación Hospital Parroquial de San Bernardo, Enrique Campino, precisó a El Amanecer de Lo Herrera que “esta acreditación es un compromiso ineludible, motivante y que nos proyecta hacia adelante con mucha esperanza. Los cimientos que tiene este hospital, con más de un siglo ofreciendo salud de calidad, son enormes. Y esta fundación que tenemos nos tiene que impulsar a querer más, y me encantaría que el hospital Parroquial de San Bernardo fuera la mejor clínica de Chile para atender a los más vulnerables de nuestra zona”.
“Es un orgullo enorme tener este hospital, que pertenece a la iglesia católica, que está de pie y creciendo y progresando de la mano de tanta gente comprometida. Es un orgullo y alegría sentirse parte de un desafío tan grande y donde quedan muchas cosas por hacer”, agregó.
EQUIPO Y DEDICACIÓN
Por su parte, en su intervención el gerente general del HPSB, Fernando Ortega, explicó a los funcionarios que “iniciamos la implementación del sistema de recursos humanos buk, para automatizar tareas administrativas potenciando la autonomía del trabajador en autogestión. En el ámbito clínico, incorporamos un nuevo equipo médico de urología y otro de medicina interna. También adquirimos un equipo láser holmiun (o láser de holmio) para la resección prostática y tratamiento de cálculos urinarios”.

“Toda la actividad no sería posible sin el compromiso irrestricto de todos y cada uno de las 720 trabajadoras y trabajadores con que cuenta el hospital. Médicos, enfermeras, tecnólogos, psicólogos, nutricionistas, kinesiólogos, técnicos de nivel superior, auxiliares, personal administrativo, etc., que han sido y son protagonistas de una historia que se inició en 1897, y que se destacan por una dedicación incansable y un profesionalismo a toda prueba, que permite, con la guía divina, proyectar esta maravillosa obra en el tiempo”, aseveró Ortega.
Desde el punto de vista de la infraestructura y cómo impacta en la capacidad instalada del hospital, el gerente general destacó “el inicio del funcionamiento del centro de diagnóstico ambulatorio, proyecto anhelado largamente y que, sin duda, permite no solo atender con un estándar de primer nivel a la población beneficiaria, sino que además ampliar nuestras prestaciones a la atención privada”.
“También es importante la remodelación y ampliación del pensionado con la incorporación de 12 camas, alcanzando un total de 52 y que contribuye a ofrecer a la comunidad de San Bernardo y alrededores un servicio de excelencia”, detalló Ortega.
RECONOCIMIENTOS: 25 AÑOS Y RETIROS
Momento especial se vivió con los reconocimientos a funcionarios que cumplieron 25 años de servicio y los que están acogidos a retiro. Acá sus nombres.
25 años de servicio: Inés Tapia Contreras, Sandra Cifuentes González y Mauricio Barahona Yáñez.
Acogidos a retiro: Clotilde Cofré Norambuena (49 años de trayectoria), Rosa López Arancibia (46 años), María Monsalve Vergara (46 años), Delia Valenzuela Rivas (45 años), Ana Fuentes Vallejos (41 años), Violeta Riveros Vásquez (38 años), Danitza Olguín Garay (37 años), Pola Rojas González (36 años), Jacqueline Pereira Riquelme (35 años), Jeannette Valdés Vera (33 años), María Isabel Quiroz Melo (31 años), Marisol Osorio Bravo (27 años), Fresia Muñoz Ascencio (39 años), Daniel Santelices Olivares (31 años) y Alejandro Godoy Fuentes (23 años).
Ya con su galardón en la mano, Clotilde Cofré Norambuena, quien trabajó en UCI y policlínico ambulatorio, comentó a este medio comunitario que “fueron 49 años de servicio en un lugar que se transformó en mi segunda familia, por lo que estoy agradecida de Dios porque los tiempos perfectos son de Él. Hubo momentos de llegada, de partida, de trabajo y aprendizaje. El cariño que recibí acá fue inmenso”.

“Solo pedirles a las nuevas generaciones que trabajen acá con amor, que practiquen la paciencia y perseverancia, pero sobre todo tengan disposición y hagan sus labores con el corazón”, completó la exfuncionaria.
En tanto, Mauricio Barahona Yáñez, de la unidad de farmacia preparados, precisó al diario que “ser positivo, tener iniciativa y hacer bien mi trabajo me han permitido estar todo este tiempo en el hospital. Agradecer a mis compañeros por la complicidad que tenemos, porque somos como una familia. También dar las gracias a los jefes, cuyo apoyo también ha sido fundamental. Y a los más jóvenes que están acá, y los que se sumarán, aconsejarles ser siempre responsables y que nunca les falte motivación”.





