SAN BERNARDO.- Cruzar la puerta principal de la empresa Omamet SpA, ubicada en Avenida Lo Sierra (ex Lo Espejo) 03246, es más que conocer el área de la fundición y mecanizado de piezas. Es sumergirse en un imperio metálico que, aunque suene contradictorio, tiene en las habilidades blandas y capital humano su mejor soporte.
Y por eso conversar con Luis Gutiérrez Rojas, su gerente general, es tarea sencilla, más allá del trajín diario de un rubro que lo tiene como participante de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas de Chile (Asimet), dirigiendo el círculo de fundidores.
“Trabajamos con quienes integran la red de fundiciones para los desafíos y puntos de mejora del sector, tanto a nivel gremial, industrial, laboral y de materias primas. Saber cómo están comprando las empresas del Estado, por ejemplo. Es decir, analizamos el rubro desde el punto de vista económico, la inflación, la pandemia el político y social.
“Ahora bien, los nuevos tiempos también nos instalan en el tema medioambiental, laboral (qué pasará con las 40 horas), la sostenibilidad y la competitividad, donde enfrentamos una competencia que no cumple con estándares de calidad”, agrega.
“Omamet se esfuerza para cumplir sus regulaciones. Tanto así, que estamos trabajando con la norma ISO 9001-9015 desde hace 15 años. Y ahora vamos por las normas ambientales, laborales y de sostenibilidad. En este sentido, tenemos un hijo que es biólogo ambiental, que está doctorándose en el rubro y nos prepara para estar a la vanguardia de estos nuevos desafíos”, opina.
CAPITAL HUMANO
Omamet, que adquiere tecnología de punta de países industrializados como EE.UU., Alemania, Taiwán y China, tiene hoy cerca de 50 trabajadores a cargo, lo que se traduce en su máximo capital. “Y tratamos de contratar gente del sector sur, en un radio que incluye Américo Vespucio, Lo Espejo, San Bernardo, La Cisterna e incluso de Peñaflor. Y estoy tiene un valor agregado para ellos, porque les cuesta menos llegar. Y eso lo notan cuando se van a otro trabajo, por ejemplo, a Quilicura, ya que gastan en locomoción la mejora económica que lograron para irse”, dice Gutiérrez.
Y este relacionamiento comunitario también incluye al municipio de San Bernardo, “apoyándolo a través de la Asociación de Industrias de San Bernardo y el Rotary Club de San Bernardo, donde somos miembros activos. Nos incorporamos en las actividades y/o acciones solidarias como, por ejemplo, aportes a jardines infantiles. Asimismo, con los vecinos industriales hay buena relación porque nos apoyamos, mientras que sacamos las patentes de los 30 vehículos en Lo Espejo”, agrega el gerente general.
“Hoy, una empresa debe mirar la relación comunitaria distinto, porque los vecinos ya están instalados muy cerca. No tener relacionamiento comunitario es condenarse a desaparecer porque por mucho que la gente necesite de una empresa, cuando tienen que cuidar sus intereses las hacen cerrar y pierden su trabajo. Y acá es importante hablar con ellos y ver en qué se puede mejorar. Ruido, gases, polvo en suspensión, etc. Y hemos avanzado en este tema más allá de que cuando llegamos acá estábamos solos”, completa.
En cuanto a sus trabajadores, el ejecutivo aclara que la capacitación in situ es fundamental, donde preparamos y especializamos adecuadamente al personal. “Y a veces no podemos competir con empresas más grandes, que se los llevan preparados, pero es la ley de la vida comercial. Intentamos tenerlos hasta donde más podemos, y si se les va mal luego vuelven con nosotros. Acá hacemos un trabajo con sentido, porque los trabajadores no se irían a una empresa mejor si no hubiesen crecido acá. Y lo agradecen, porque nuestro personal es de primera calidad”, puntualiza.