En un terreno baldío de 12.8 hectáreas, ubicado entre calle El Mariscal y Baquedano, 860 familias de San Bernardo basan su esperanza de tener una vivienda, dejar en el olvido años de espera por una casa propia y transformarla en hogar. Así, tal cual, un lugar cómodo que borre de un plumazo el hacinamiento y el pago doloroso de un arriendo que, en medio de esta crisis social y pandémica, pega con dureza en el bolsillo.
Pues bien, esta realidad es que la enfrentan las miles de personas que conforman el proyecto “El Mariscal 3” y que se traducen en 7 comités: “Juntos Emprendiendo Nuestros Sueños”, “Todos Unidos con Luis Jofré”, “El Cerrillo de Nos”, “Anguitas Unidas”, “Anguitas Unidas 2”, “Santa Bernardita” y “Las Hortensias”.
Representando a cada agrupación, dueñas de casas, padres, hermanos, amigos y vecinos se han volcado con toda la fuerza a golpear puertas para apurar la solución habitacional, que pasa necesariamente por dos situaciones: el artículo 50 de la Ley General de Urbanismo y Construcciones (cambio de uso de suelo) y que el ministro de Vivienda y Urbanismo, Felipe Ward, cumpla con la palabra empeñada y firme con su puño y letra una carta de compromiso que establezca que los terrenos en cuestión serán efectivamente para beneficiar a las 860 familias.
“Del año 2013 que estamos esperando por una casa, bastante tiempo ya. Hoy vivo como allegada porque tuve que dejar de arrendar al no poder seguir pagando. Entonces, encuentro irrisorio que nos den un plazo de 29 de meses para el cambio de uso de suelo, sabiendo que el terreno es grande y donde ya se entregaron las etapas de El Mariscal 1 y 2. Es una burla el tiempo que nos piden, acá el problema es la burocracia de ellos como ministerio y Serviu”, precisó a El Amanecer de Lo Herrera Yolanda Reyes, del comité “Juntos Emprendiendo nuestros sueños”.
La fuerza común de los vecinos ha generado varias acciones, desde reunirse con la directora de Serviu Metropolitano, Juana Nazal, hasta con el propio ministro Ward, pero acá el tiempo y la necesidad instalaron un nuevo escenario. Tanto o más fuerte que la movilización pacífica del miércoles pasado en las mismas barbas del ministerio. Con pancartas, bocinas, orden y decisión, cerca de 150 vecinos exigieron acortar los plazos del artículo 50 y tener en sus manos la carta con la rúbrica del secretario de Estado.
“La revuelta de hoy es por los compromisos no cumplidos por el ministro de la Vivienda, Felipe Ward, donde también queremos que se acabe la disputa y poder contar con el paño 4, que lo necesitamos como un pulmón verde. Tener una casa digna es más que la casa, es colegio cerca, plaza, centro de salud, locomoción cerca, etc,”, precisó la dirigenta Betsabé Ramírez.
Por su parte, la presidenta del comité de allegados “Juntos Emprendiendo Nuestros Sueños”, Vanessa Huenchuhual, sostuvo que “el 11 de mayo tuvimos reunión con el ministro donde se comprometió a firmar un compromiso ministerial y acortar los plazos del artículo 50, y hasta la fecha no hemos tenido respuestas. Mi comité lleva 8 años esperando una solución habitacional, es mucho tiempo. Yo arriendo al igual que toda mi gente”.
Mientras el grueso del cordón vecinal insistía con las bocinas, silbatos, gritos y pancartas, las dirigentas vecinales prendían un cigarro para conversar y analizar los pasos a seguir. “No nos detendremos”, dijo una; “esto no para hasta tener la casa”, opinó otra. Y entre cada bocanada de humo se notaba el desahogo personal y familiar de saber que la unión hace la fuerza, que más temprano que tarde tendrán su casa, su propio hogar.
DELH