“Tuvimos que exhumar el cuerpo de mi hijo para limpiar su nombre y comprobarle al municipio de San Bernardo que no era drogadicto ni alcohólico, como ellos alegaban. Él murió por una negligencia de las personas que decían ser salvavidas y que nunca lo fueron… no pudieron ni podían ayudarlo porque no tenían las competencias. La autopsia reveló que Ian perdió la vida por una paro cardiorrespiratorio producto de la asfixia por inmersión”.
El relato es de Daniel Chaves, papá de Ian Andrés Chaves Martínez, un joven del sector La Vara, de 15 años y que el 20 de diciembre de 2015 se ahogó en la piscina municipal de San Bernardo para fallecer al día siguiente en la Clínica Colonial de Ñuñoa. Esas fatídicas 28 horas forman parte hoy de la demanda civil por $1.010.000.000 millones que la familia Chaves Martínez interpuso contra el Municipio de San Bernardo, representado legalmente por la alcaldesa Nora Cuevas Contreras, por indemnización de perjuicios por falta de servicio. El organismo estatal fue notificado de la acción judicial el 6 de noviembre y tiene 15 días hábiles para acusar recibo y responder.
LOS HECHOS
Ian Chaves, junto a sus amigos del “Centro de Deportes Montero”, fue a la piscina municipal a disfrutar un paseo de Navidad coordinado por la Junta de Vecinos Lo Montero a través de la dirigenta y funcionaria municipal Beatriz Liberona. En momentos en que el joven cruzaba a nado la pileta con sus amigos, se sumergió repentinamente para desaparecer en el fondo. En forma inmediata los salvavidas apostados en la orilla lo socorrieron para brindarle atención. Sin embargo, y según el relato de testigos, el personal de auxilio no tenía la expertis suficiente.
De hecho, y tal cual sale descrito en la demanda que lidera el abogado que representa a la familia, Miguel Ángel Yáñez Lagos, “el funcionario carecía de competencias para ejercer como salvavidas ya que cuando entró a la piscina tomó a Ian boca abajo, sumergiéndolo constantemente en el agua. Al tratar de salir de la alberca golpearon la cabeza del fallecido en la orilla de la piscina. Acto seguido, una vez ubicada la víctima fuera del agua, el ‘salvavidas’ no supo reaccionar, no sabía cómo realizar los primeros auxilios al menor”.
UN BOMBERO
En ese momento el bombero Pablo Parra, quien formaba parte del grupo de veraneantes, tomó el control de la situación y comenzó a practicarle los primeros auxilios a Ian, logrando estabilizarlo. Sin embargo, no pudo completar el proceso porque el equipo de salvavidas se lo arrebató para llevarlo a la “enfermería” del recinto recreativo.
“Este lugar no tenía ningún elemento que establece el reglamento. No había nada para ayudarlo ni siquiera la camilla estaba disponible, por lo tanto el joven comienza a convulsionar, y se intentó tomar contacto con el hospital El Pino y El Parroquial para conseguir una ambulancia, pero el tiempo pasaba y se llevaron a Ian en un auto particular a este último centro asistencial. Ya habían pasado dos horas”, precisa el abogado.
A cargo del club ese día estaba su presidente Javier Hormazábal, quien, recuerda, estaba comprando en el supermercado golosinas y desayuno para los niños cuando sucedió el accidente. Sólo al regresar se entera de lo tragedia y ve como “la gente se agolpa en el cuarto donde tenían a Ian, presiona, empuja, y una persona se lo echa al hombro y lo lleva a un auto para llevar al hospital parroquial. Solo en ese momento Ian expulsa el agua por la boca”.
El estudiante de la escuela “Emilia González Espinoza” (camino El Pino), tras ser atendido en el centro asistencia católico, fue trasladado en forma inmediata a la Clínica Colonial de Ñuñoa, donde fallece al día siguiente.
EXHUMACIÓN
Proceso dramático fue la exhumación del cuerpo de Ian Chaves y que la familia aceptó por recomendación de abogado. ¿La razón? “La postura de la defensa del municipio, en el marco de la querella criminal interpuesta como primera medida el año 2016, era que Ian había estado bajo la influencia del alcohol, que tenía álito alcohólico y por eso se ahogó. El tribunal autorizó la diligencia y la autopsia final desestimó la presencia de alcohol y que un paro cardiorrespiratorio fue la causa de muerte”, completa Yáñez.
Hoy la demanda civil interpuesta por los padre de Ian, luego de no prosperar la acusación penal por no acreditarse delito, busca, en palabras de Yáñez, “que la municipalidad se haga responsable de este hecho porque deben dar todas las seguridades para que una actividad dentro de sus dependencias se desarrolle con normalidad. Y en este caso el municipio fue negligente, prestó un servicio malo. De hecho, dos días después del hecho el municipio publicó un aviso para reclutar salvavidas con experiencia”.
FALENCIAS EN LA PISCINA
Con todos los hechos ya conocidos, el municipio abre un sumario para determinar si efectivamente hubo responsabilidades funcionarias o de personal a honorarios en el hecho, nombrando en ese momento como fiscal al abogado de control Mauricio Padilla. Y este diario comunitario logró conversar con él desde Valdivia.
“Cuando suceden estos hechos yo era abogado de control, entonces se dictó un decreto alcaldicio que me nombró fiscal del caso y durante el tiempo de investigación tome algunas declaraciones del sumario, y la verdad es que hoy desconozco en qué calidad está, si se terminó o no se terminó y si se envió o no a Contraloría… Desconozco si hay decretadas sanciones. Debo precisar que los sumarios tienen un plazo máximo de ejecución de 6 meses, salvo cuando se extiende por grandes investigaciones”, precisó Padilla, quien luego fue Director Jurídico del municipio (2017-2018).
“En ese par de declaraciones que tomé pude detectar que habían falencias en el régimen de aplicación de reglamentos de piscinas. Me acuerdo también que conversé fuera de sumario con la directora de Dideco Isabel Gálvez, el entonces Director de Administración y Finanzas (encargado de todos los edificios municipales), con la encargada de la piscina y los salvavidas. Y estos últimos deben tener una autorización para el período estival y no me acuerdo si en ese minuto estaba vigente, lo desconozco”, dice.
“Lo que sí supe en conversaciones previas al sumario es que al niño lo llevaron a un camarín, porque en ese momento no había en la piscina una dependencia especial para atención. También me acuerdo que los funcionarios me contaron que las personas estaban furiosas y pateaban las puertas de ese lugar, lo que produjo un gran altercado. Pero todo esto, con más detalle, debe estar en el sumario”, agrega.
COSTOS
Los papás de Ian, Daniel Chávez y Erika Martínez, reciben a El Amanecer de Lo Herrera en su casa de calle Los Faisanes, sector La Vara. Abrazados y con una foto de su retoño sobre sus piernas explican lo difícil que ha sido enfrentar todo. Desde el aviso del accidente, pasando por la exhumación y el funeral, y terminando por un municipio, “con alcaldesa y concejo municipal incluido, que nunca se han acercado, que nunca les han mostrado los resultados de la investigación sumaria”. “Tenemos pena y dolor, porque de no haber existido una negligencia mi hijo estaría vivo, estaría acá, con nosotros. El era joven, deportista y no una persona con vicios, drogadicto, como ellos (el municipio) lo contaron”, dice Daniel.
“La alcaldesa dijo que nos había ayudado, lo que no fue así. Es más, su administración gestionó la funeraria pero el club deportivo se hizo cargo de la factura. Ellos nunca se hicieron presentes, nunca se hicieron cargo, todos los costos los asumimos nosotros. Y esta situación, más que sabor amargo, nos da tristeza y rabia. De hecho, cuando pasó todo llevé algunos de los gastos al Dideco y una señora me dice que ‘esto hay que pagarlo’, y me acuerdo que le dije que estaba la prensa en mi casa investigando el tema y ella dijo ‘ya, todo es gratis para ustedes'”, asevera.
Con una pelota firmada por su ídolo Alexis Sánchez, la fotografía de recuerdo de Ian destaca en un altar instalado sobre un mueble. Su mamá lo mira y sus ojos brillan, tanto o más que la sonrisa de su hijo. “Con la demanda buscamos que esto no vuelva a suceder, que no haya otra familia que pierda lo más querido por falta de persona idóneas, calificadas, que no hagan bien su pega. Ian murió en diciembre, se cumplirán cuatro años de su partida, y para mí las fiestas de fin de año y la Navidad ya no tienen sentido. Yo ceno, me acuesto y me duermo”, puntualiza.
Al cierre de esta edición se intentó obtener por parte de la división jurídica del municipio la visión del hecho e información del sumario, pero no contestaron los teléfonos ni los correos electrónicos.
ELH